martes, 5 de marzo de 2024

Cretinos y pícaros

 

Esta mañana, antes de cambiar como cada día a Informa Radio y seguir a don Javier Garcia Isac en su programa matinal, Carlos Herrera ha usado en la COPE la palabra “cretina”, para referirse a la inefable Yolanda Díaz. Con toda razón, en eso estamos de acuerdo, porque los diarios y continuados desvaríos de este personaje entre triste y cómico, que se mueve entre el retraso intelectual y el infantilismo woke, son cada día más patéticos y me generan mayor alipori que cualquier metida de pata propia o de algún amigo o familiar vivida en toda mi ya larga existencia en este ya definitivamente distópico mundo.

Eso sí, las ideas, sandeces y barbaridades que se cuecen en su mini cerebro y salen del enorme pico del Tucán, acompañadas por una insoportable entonación infantil y ridículas sonrisas de sesión fotográfica de Primera Comunión o episodio de Heidi, solamente nos afectan a nosotros, los ciudadanos de a pie, mientras que ella sigue viviendo como una reina y despilfarrando nuestros impuestos en viajes inoportunos, ropa de espectáculo circense y peinados de peluquería de pueblo.

Una palabra, cretino, sinónimo de estúpido, necio, tonto, bobo, imbécil o idiota, que no solamente aplica sobremanera cuando hablamos de los impresentables que nos gobiernan, sino que tiene una interesante historia etimológica. Para aquellos que seáis amantes de nuestra lengua, no dejéis de ver la entrada en el, en mi opinión, mejor diccionario etimológico del español que hay por la red, el Diccionario Etimológico Castellano Online.

Mientras las investigaciones judiciales sobre la corrupción generalizada del gobierno socialista avanzan a marchas forzadas, cual División Azul cruzando el lago Ilmen, la pija comunista no deja pasar ni 24 horas para soltar una nueva barrabasada, a cuál mayor. Ayer tocaba anunciar que prohibirá cenar después de la 1 de la madrugada. Así, como quién echa la primera micción del día en el lavabo en vez del inodoro. Con perdón por lo soez, pero no puedo con esta cretina. Y a otra cosa mariposa, que por locas ideas para distraer y justificar su inútil existencia, que no falten. Unos salvaslips cerebrales para sus pérdidas neuronales igual nos irían bien a todos.

Y por si no tuviéramos bastante con la cretina Yolanda, tenemos a sus pícaros socios de gobierno, el ala siempre corrupta de la izquierda española, la banda de delincuentes del PSOE, y que van a lo suyo: a robar, prevaricar, derrochar, mentir, manipular, intermediar, comisionar y disfrutar. Que no falten coches rápidos, mariscos, drogas y fulanas. Lo de gestionar un país, gobernarlo con profesionalidad y con resultados positivos, aportar algo a la sociedad que les mantiene y que encima en parte (y desgraciadamente) les ha votado, de eso nada. Simple y llanamente, el trabajo no existe para los socialistas. Ni de jóvenes, ni de adultos, ni de mayores. Vividores de eslóganes, de subvenciones y del nepotismo imperante en el ADN zurdo. Con una aportación al bien común de cero patatero.

Cretinos para alimentar los cerebros cada vez más vacíos de sus votantes y pícaros para alimentar las simples mentes pueblerinas del tradicional héroe del pueblo, que cual Robin Hood roba a los demás, para repartir… entre los suyos. Eso sí, el Tito Berni, el Koldo, el de Aldama, el Griñán, el Bono, el Ábalos, la Paca, todos ellos son en el fondo héroes para el populacho iletrado y manipulado, que se alimenta intelectualmente con la Sexta y Tik Tok. Y su repuesta, a todos los niveles, siempre es la misma: “¡Y tú más! ¿Y tú qué?”. Balones fuera, tu lo hiciste antes, maniobras de distracción con los medios comprados, y a esperar el archivo de la causa. O en su caso, la prescripción. Que para algo tenemos a la fiscalía, que ya sabemos de quién depende (la maldita risita del psicópata cuando dijo esto, jamás la olvidaré).

En fin, no me voy a calentar más. Acabo de escuchar el discurso de Francina, infantil, emocional y tristón, por la falta de alcohol, supongo, y la vida de esta elementa daría para un artículo bien, bien largo. Con capítulos sucios, muy sucios. Otro día, quizás.

Señor nuestro Dios, échanos una mano y líbranos de cretinos y pícaros.

(Y de consumidores de Doritos y demás marcas de Pepsico).



domingo, 18 de febrero de 2024

Murieron en el empeño



Me he tomado mi tiempo antes de escribir esta corta columna, que no quiere ser más que un humilde homenaje a la Guardia Civil. Póstumo para los dos agentes asesinados en Barbate por la dejación del maldito ministro Grande-Marlaska, tributo en vida a los 81.995 miembros que tiene la Benemérita actualmente (datos de la Moncloa de junio de 2023), número que, como entenderá el lector, no significa que sea cierto. No habiendo salido una sola verdad de la boca del actual presidente del gobierno desde que desgraciadamente y con malas artes accedió al poder, cualquier información que faciliten desde la corte del psicópata sus 1.000 asesores, hay que cogerla con pinzas.

¿Y por qué he esperado? ¿A que amainara la tormenta de columnas, reportajes, protestas, dimisiones, actos y homenajes? Pues va a ser que por todo ello no ha sido: todos éramos conscientes de que este maldito gobierno y sus medios afines, que son todos los mayoritarios sin excepción, no iba a mover un dedo para reparar el mal causado, que oficialmente no habría homenajes, ni minutos de silencio, ni nada que se le parezca. De dimisiones ya ni hablo.  Mutis desde Moncloa y excusas varias en boca de los impresentables ministros, mamporreros del sultán (mejor: de ambos sultanes, Pedro y Mohamed), hasta culminar todo esto con la desvergonzada e hiriente frase de la serpiente Patxi López, achacando el asesinato de ambos agentes a una supuesta tormenta. Por no hablar del eslabón perdido Oscar Puente, rescatado de una cueva por el déspota para repartir estopa a diestro y siniestro, sea cual sea el tema. Como que tenemos que ir acostumbrándonos a que ardan las cabinas de los trenes. Pero dejemos a un lado a este simio, a este matón de baja cama que da para un doctorado sobre el no saber estar, la falta de educación, la indigencia intelectual y la maldad hecha persona.

Pero algo tenía que escribir, y bien que me lo recordó hace unos días mi estimado amigo Fran. No podía permanecer en silencio ante este nuevo insulto a nuestra gloriosa Benemérita, lo que viene a ser un insulto a nuestra patria y con ello a todos nosotros. Una fechoría más de este narcogobierno, pero en este caso no solamente han insultado y despreciado al cuerpo más querido por los españoles, sino a todos y cada uno de los ciudadanos. A los buenos, se entiende, porque sabedores somos que hay una parte de la sociedad, esa parte sucia, adoctrinada, iletrada y maldita, que mantiene con sus sumisos votos a la purria que gobierna en España y en sus autonomías, inventadas pseudonaciones de paletos con ansias de dictadores. Y no digo virreyes, porque sería un elogio. Son simples oportunistas que buscan su beneficio personal a costa de cargarse cientos, que no miles, años de historia conjunta, de libertad, de igualdad, de justicia y de progreso. Y en esta lucha eterna de la sucia tropa izquierdista, terrorista y separatista contra la Guardia Civil, no podemos dejarles solos. Ni silenciar el desprecio y la injusticias que sufren día a día a manos de un gobierno que en el fondo lo que persigue es acabar con esta histórica institución, heredera de la Santa Hermandad instituida por Isabel la Católica en 1476. Nuestra inmensa y santa Isabel, que según algunos supuestos periodistas y tertulianos todólogos y dipsómanos, está por debajo de Jennifer Hermoso en su importancia histórica (aunque la petarda Milá usó a Agustina de Aragón, vale igual). Mejor me callo.

En mi juventud tenía colgado en la pared de mi habitación un tricornio de gala de la Guardia Civil. Fue un regalo de un mando de este cuerpo, buen amigo de mi padre, cuyo círculo de amistades incluía a muchos de ellos. Y los conocí, los traté, y los admiré siempre. Sin duda la mejor herencia que me dejó mi padre. Y sigo teniendo por casa, repartidos por estanterías y armarios, objetos relacionados con el benemérito cuerpo: una gorra aquí, un cinturón ahí, un clic de Playmobil caracterizado como Guardia, varias pulseras, algunos llaveros…; y mi admiración y respeto por todos ellos, por este abnegado y fiel cuerpo de seguridad, garante de nuestra libertad, sigue tan firme como entonces.

O quizás más, porque desde que llegó la tan cacareada “democracia”, los ataques a la Guardia Civil han sido constantes, y no hablo solamente de los viles asesinatos sufridos, como el de Barbate, sino del continuo desprecio de todos nuestros gobiernos, del PP o del PSOE, hacia estos hombres y mujeres que simplemente cumplen su vocación, su deber y su juramento, con diligencia, con profesionalidad, con rigor y con honor. Y encima sin un equipamiento adecuado, sin cuarteles en condiciones, encerrados cual apestados en las regiones separatistas, olvidados y abandonados en el mundo rural y sentenciados ante narcotraficantes, inmigrantes violentos y zurdos subcampeones vengativos, que siempre han tenido como principal objetivo a este cuerpo policial.

Pero a pesar de ello, con lo puesto, sin armas en condiciones, sin chalecos protectores, sin sueldos dignos, sin cuarteles habitables, sin protección de la justicia y sin el mínimo apoyo oficial por parte de los cambiantes pero similares gobiernos, siguen ahí, fieles a su juramento, honrando su himno, su historia y su deber.

Como consta en el número 4 de su cartilla:

Siempre fiel a su deber, sereno en el peligro, y desempeñando sus funciones con dignidad, prudencia y firmeza, será más respetado que el que con amenazas, solo consigue malquistarse con todos”.

A mí me parece que los que amenazan y se malquistan con todos son otros. La víbora Glande-Marlaska, por ejemplo. O el psicópata Pedro Sanchez. Una lista interminable para una historia terminable de menosprecio y de odio.

Pero el bien triunfará, tarde o temprano. Y toda esta chusma desparecerá. ¡Malditos seáis, hijos de la gran puta! 

Y pervivirá la única y verdadera historia interminable, que es y será la del glorioso y benemérito cuerpo de la Guardia Civil.

Viva la Guardia Civil. Viva España. Que viene a ser lo mismo.

Descansen en paz, Miguel Ángel y David. 

Murieron en el empeño.


martes, 16 de enero de 2024

Valetudo

 “Yo, yo y yo, el diablo lo inventó”



Nunca entenderé el miedo que tienen la mayoría de los informadores, tertulianos, periodistas y columnistas a llamar a las cosas por su nombre. Rectifico: si lo entiendo. 

En la mayoría de los casos se trata de una simple sumisión al que paga, del miedo a quedarse sin “lo suyo”. Luego están los cobardes, los acomplejados, los bien queda, los que no quieren parecer “radicales” o, válgame Dios, ser enviados al pozo negro de la derecha, la ultraderecha, el fascismo o cualquier otro ismo que el mainstream haya definido como sinónimo del mal, como el infierno de los creyentes.

Y así andamos. Tenemos a un presidente mentalmente inestable (siendo generosos en el diagnóstico) que está perpetrando un golpe de estado, rodeado de ministros inútiles y sin preparación, cuando no corruptos y malvados, y asociado a partidos que odian a España y que solamente quieren explotar la debilidad en votos de un autócrata enfermo, para sacar beneficios personales, que no partidistas o regionales. Lo del nazionalismo de toda la vida, vamos.

Y lo que sucede con los comunicadores, pasa de igual forma con los políticos de la “supuesta” oposición, en este caso, el Partido Popular. Si pueden evitar llamarlo golpe de estado, lo hacen. Si pueden negociar, lo hacen. Si pueden justificar alguna medida de este desgobierno, lo hacen. Si pueden pactar con el demente, pactan. Lo único que no hacen es plantarse, decir en voz alta “Hasta aquí hemos llegado” y dejar de colaborar con las instituciones que están en manos de los golpistas, que ya son casi todas. Así, descrito de esta manera, está claro que lo que hacen es colaborar con el enemigo de España, aunque sea por inacción, por mirar al otro lado. En cristiano: son cómplices.

¿A qué nos lleva todo esto? A que nadie, o muy pocos, digan las cosas por su nombre: pocos “golpes de estado” leo por ahí, pocas veces se utilizan las palabras dictadura, autócrata, delincuente, psicópata corrupto, putero, asesino o ladrón

Algunos se “atreven” a llamar a nuestro actual gobierno una República Bananera, expresión que ni infunde miedo ni es de uso común, por lo que se queda en pura anécdota. También lo hemos intentado algunos con la palabra “Kakistocracia”(que viene del griego κάκιστος (kàkistos), el peor y κράτος (kratos), gobierno), pero tampoco conseguimos que se imponga, me imagino que por desconocimiento, ya que suena a “caca”, y eso es algo infantil o malsonante para ellos. Y enlaza directamente con su miedo a quedar mal, a salirse de la vía del consenso y la uniformidad lingüística e ideológica.

Pues igual ha llegado el momento de llamar a este gobierno VALETUDO, tal como he titulado esta columna. Como muchos sabréis, el “Valetudo” es un arte marcial nacido en Brasil en los años 20 del siglo pasado, en el que, tal como indica su prosaico nombre, vale todo. (Arte marcial que por cierto practicó el ahora tan mediático Dani de Desokupa).

Valen llaves de judo, puñetazos, uppercuts, crochés, ganchos, golpes de kárate o patadas de taekwondo, y si hicieran falta, arañazos, mordiscos, puñaladas y tiros en la nuca.

Vale mentir, robar, ocultar, inventar, tergiversar, manipular, encerrar, perseguir, golpear y amenazar.

Y de esta manera, haciendo todo lo que sea necesario, el psicópata Pedro Sánchez ha conseguido mantenerse en el poder vendiendo su alma al diablo, léase vendiendo España a cachos cada vez más grandes, y no hay quién le frene.

Para una persona sin escrúpulos, sin valores morales, sin sentimientos, sin remordimientos, sin humanidad, como lo es él, vale todo.

Vale decir blanco y a la media hora, negarlo.

Vale decir que la economía va como un tiro, cuando todos los datos estadísticos demuestran lo contrario.

Vale prometer amnistías ilegales, sabiendo que Europa no lo autorizará.

Vale delegar competencias del Estado, no delegables según nuestra Constitución, sabedor que al final no podrá cumplir con esta promesa, salvo intervención corrupta e ilegal del Tribunal Constitucional, algo que por otro lado tenemos todos muy claro que sucederá.

Vale humillar a la Guardia Civil y la Policía Nacional, salvaguardas de nuestro estado de derecho, con tal de conseguir tres, cuatro o siete votos rastreros de terroristas y golpistas.

Vale negociar con países extranjeros la llegada masiva de bárbaros inmigrantes ilegales, a cambio de suculentos contratos o de silencios sobre las fechorías familiares en el continente africano.

Vale realizar con el Falcon 33 viajes a la República Dominicana, país con el que a mi buen entender poco trato comercial tenemos.

Vale destrozar nuestra agricultura o nuestro sistema energético, para contentar a la mafia de Bruselas y su maligna Agenda 2030, mientras que los demás países de esa falsa unión europea hacen todo lo contrario.

Vale encausar a mayores y jóvenes por apalear una piñata, cuando al mismo tiempo queman retratos de lideres de la oposición o del propio rey de España, o realizan homenajes multitudinarios a terroristas asesinos

Vale desconectar el sistema informático del Senado para dar tiempo a los secuaces a negociar con los golpistas catalanes las prebendas que recibirán, o no, si votan a favor de la investidura.

Vale … (podéis añadir cualquier cosa, es una lista interminable y autoextensible).


Vale todo con tal de mantenerse en el poder. 

VALETUDO




jueves, 23 de noviembre de 2023

Aunque tengamos razón

 Allí donde el mando es codiciado y disputado, no puede haber buen gobierno ni reinará la concordia”.

Platón.


Escudo España Girauters

(Escudo del dictador gentileza de @Girauters)

Nada como leer esta frase de Platón para darnos cuenta de lo cerca que estamos del precipicio. Porque si algo caracteriza al autócrata que manda en estos momentos en España (con el beneplácito de gran parte de la mafia de Bruselas, por cierto, y la aquiescencia de esos luchadores por la libertad que priorizan el cambio de logotipo del Senado a dar la batalla en la calle Ferraz), es su enfermizo amor por dos cosas: el poder y a sí mismo. Como le llama la siempre genial y acertada María López-Brea, “jisperson”. O “Me, myself and Begoña”, como suelo escribir. Y lo de Begoña hasta lo pondría en duda: si fuera necesario sacrificarla, que nadie dude de que la echaría a los perros, y a otra cosa, mariposa. A pesar de la inversión en cirugía plástica realizada en los últimos años. Como ha hecho con cualquiera que haya osado interponerse entre su trono y él. Sean enemigos, amigos, aliados, socios, ministros, militares, policías, fiscales o jueces. O reyes. Porque bien sabemos todos que el siguiente capítulo de esta pesadilla va a ser pedir la cabeza del Rey. Las caras de odio, entre lascivas y malvadas, que pone el demente autócrata cuando tiene cerca a algún miembro de la Casa Real, valen más que mil palabras. O que un diagnóstico psiquiátrico.

Pero aunque tengamos razón en todas y cada una de nuestras quejas acerca de la dictadura que está implantando el psicópata, contrarrestar el poder que ha conseguido el maldito perro con sus malas artes, descabezando el poder judicial, atando en corto el legislativo y con plenos poderes en el ejecutivo, no va a ser tarea fácil. 

Llegar a una dictadura es fácil, visto lo visto, solamente se precisa de maldad, complicidad de los poderes gracias a los peones colocados estratégicamente, el soporte de los medios comprados previamente y la falta de una oposición fuerte. Porque, queramos o no, la oposición hoy en día la tendría que encabezar el Partido Popular, pero ese partido de vida sana y educada, de fruta variada y veranos azules, no se mojará. Prefieren la desaparición de España a quedarse sin sus privilegios y se derriten por ser aceptados por la “izquierda”, son igual de progres e inútiles que sus compinches y amigos del PSOE. Aunque se vistan de montería y monten sus happenings, sus picnics al sol, inundando Madrid con la pestilente bandera de una falsa y corrupta Europa que mira a otro lado, no aportan nada a la lucha contra la dictadura. Véanse si no sus actuaciones en el senado o sus constantes maniobras contra VOX.

Pero lo que es harto difícil es salir de una dictadura. Que se lo digan a los cubanos, a los venezolanos, a los nicaragüenses, a los coreanos del norte o a los chinos. Por no hablar de los países europeos que han tardado decenios en librarse del yugo comunista. Porque una vez alzado el MURO, esa separación entre “buenos” y “malos” cuya construcción ha anunciado sin ruborizarse el déspota, derribarlo se convierte en una misión casi imposible. Si encima los países vecinos, tanto al norte como al sur, pueden beneficiarse de esta situación, como por ejemplo la mandamás Ursula von den Ponys, que necesitará pronto los votos de Sánchez para reafirmarse en el poder, o nuestros archienemigos del sur, los marroquíes, que están disfrutando como locos soltando a delincuentes, inundando las islas y la península con sus sucias y bárbaras tropas, mientras su corrupto e invertido sultán tiene cogido al demente por los cataplines con esa información privilegiada conseguida por sus servicios secretos.

Tenemos, eso sí, al valiente pueblo español, que, como siempre ha hecho a lo largo de la historia, se ha alzado contra el felón, contra la pérdida de derechos, contra el desmantelamiento de nuestro sistema político y contra esa fragmentación de España que tanto le interesa a Europa. Pero este pueblo valiente, noble, que tarde tras tarde inunda la calle de Ferraz con espíritu de lucha, con valentía, con ingenio y con optimismo, no será suficiente para acabar con la dictadura. 

Mal que nos pese, aún somos pocos luchando en las calles. Y tampoco podemos esperar mucho de la huelga general convocada mañana por Solidaridad. Mientras existan los falsos sindicatos UGT y CCOO, los “comegambas”, subvencionados y mantenidos por los partidos para simular una lucha sindical que jamás han emprendido, poco podrá hacer un sindicato libre recién nacido gracias al empuje de los valientes de VOX.

Igual tendríamos que invitar a todos los escolares, estudiantes y a los ingenuos votantes del PP, a que visiten la exposición sobre el Muro de Berlín que está abierta en la Fundación Canal Madrid, creo que hasta mediados de enero.

O que aprovechen su Netflix y vean las excelentes películas “La vida de los otros” o “La revolución silenciosa”. Para que se vayan haciendo a la idea de lo que nos espera a todos si no seguimos luchando sin desfallecer.

Y como decía Chesterton: Si de verdad vale la pena hacer algo, vale la pena hacerlo a toda costa.

Hagámoslo pues, a toda costa.

PORQUE TENEMOS RAZÓN. 

“Noviembre Nacional, todos a Ferraz”.



lunes, 6 de noviembre de 2023

A los que estáis haciendo historia

 


Aparte de un grupo familiar y uno anual para el preceptivo e imprescindible peregrinaje por los caminos que llevan a Santiago de Compostela, solamente pertenezco a dos grupos en WhatsApp, llamados “Amigos de España” y “Exiliats a Madrid”. Los miembros de estos grupos son mis compañeros de andanzas desde los años 80, unos aún residentes en Barcelona y otros, como yo, “exiliados” felizmente en Madrid. Y estos grupos son sin duda el pilar de mi vida, ya que representan lo que he sido y lo que soy, algo invariable desde esos ya lejanos años juveniles en los que se forjó el espíritu que nos acompañará el resto de nuestras vidas.

Y en este grupo de amigos y conocidos existen dos denominadores comunes: por un lado el amor a España y por otro el profundo conocimiento de la historia de nuestra patria, desde nuestra época de pujantes provincias romanas hasta el actual golpe de estado que está perpetrando el PSOE, encabezado por el demente que todos conocemos. Y este conocimiento de la historia nos permite entender con claridad lo que está pasando y, sobre todo, intuir lo que va a pasar en un futuro muy cercano. Porque, para desgracia nuestra, la historia de España se repite de forma cíclica, y cada vez que creemos haber llegado a la cima de la montaña con nuestra piedra a cuestas, cual Sísifo, volvemos a rodar ladera abajo para empezar de nuevo el duro ascenso hacia la excelencia, la libertad y la justicia (lo de usar a Sísifo como símil me lo ha inspirado Mariona Gumpert, por cierto, en una más de sus excelentes columnas). 

El grave problema es que una gran parte de la sociedad, sobre todo los menores de 50 años, desconoce nuestra historia, sin duda un hándicap, una desventaja, insuperable. Sin formación no hay opinión que valga, y con nuestra estructura de población, que tiene más de barril estilo Angela “Obélix” Pam que de pirámide, estamos apañados. La mayor parte de los ciudadanos españoles tiene más de 45 años, con un gran peso de los “boomers”, a punto de jubilarse o ya disfrutando del retiro, y este rango de edad implica un desconocimiento absoluto de la verdadera historia reciente de España, tergiversada y manipulada en los últimos 48 años por los aduladores de falsos dioses, por separatistas, por terroristas, por corruptos, por herejes, por los enemigos de la patria, que desde 1978 se han dedicado a tergiversar, blanquear y hasta inventar la historia española, sobre todo la de los siglos XVIII, XIX y XX, a fin de adaptarla a sus oscuros fines (los siglos anteriores al XVIII ni existen para estos enfermos, como es lógico, ya que les desmontaría su relato). De la mayoría de la juventud actual ya ni voy a hablar. Están más perdidos que Alberto Garzón ante una gráfica de barras. 

Esta “nueva historia” oculta, entre muchas otras cosas, los desmanes, conjuras, golpes de estado, sacas, torturas y asesinatos cometidos por el PSOE y el resto de la izquierda e inventa naciones históricas que jamás han existido, y con ello abre de par en par las puertas de nuestros hogares para que se cuelen separatistas, terroristas y golpistas hasta nuestro salón. Y si encima en este salón está sintonizado algún canal de televisión del “sistema”, es decir, todos ellos salvo la honrosa excepción que es “El ToroTV”, apaga y vámonos. Porque no olvidemos que el grueso de la sociedad no utiliza redes sociales, no accede a medios independientes y libres: viven en su inopia manipulados y dominados por el relato interesado de los malos. Los muy malos, bastante más que los “Hermanos Mala Sombra”,que comparados con los actuales y nefastos líderes políticos y de opinión, más bien parecen las Hermanitas de la Caridad.

Pero no todo van a ser desgracias, y aunque sea un triste consuelo, una parte la sociedad, aún insignificante para conseguir restablecer a corto plazo el orden social, la libertad, la igualdad, la justicia y la verdad histórica, se está levantando, está alzando la voz, como bien estamos viendo en las recientes movilizaciones contra el golpe de estado que está perpetrando el PSOE, con la aquiescencia de sus votantes, que eligen a esta panda de delincuentes por filiación, no por convicción, ya que carecen de los conocimientos necesario para discernir qué es verdad y qué es mentira. Esa sindéresis que ni está ni se espera.

Y este alzamiento popular, lejos aún de las grandes gestas protagonizadas por el noble pueblo español (esas hazañas que tan concienzudamente se ocultan en los libros de historia, los documentales, los noticiarios y la prensa), tiene heroicos y valientes protagonistas: periodistas, columnistas, algunos conocidos, otros anónimos, aportan día a día su granito de arena para invertir la actual tendencia, que solamente tiene un triste final: la desaparición de España como nación y la libertad, igualdad y la justicia como valores eternos intrínsecos al ser humano. La lista de los luchadores por la libertad y por España es larga, todos sabemos quienes son, pero permitidme destacar a algunos, como son Juan Carlos Girauta, Javier García Isac, Mariona Gumpert, María López-Brea, Gabriel Albiac, Iván Vélez, Hughes, Carmen Álvarez Vela, María Durán, Julio Ariza, Enrique García-Máiquez, Jaume Vives… y tantos otros luchadores conocidos o anónimos, historiadores, poetas, caricaturistas, músicos, profesores, catedráticos, policías, militares, Guardias Civiles, médicos, curas, monjas, fontaneros, electricistas, albañiles, camareros, transportistas o simples “influencers” en redes sociales, que aportan ese vital flujo de información tan necesario en estos oscuros días que nos ha tocado vivir.

Y en primera fila, en vanguardia, tenemos a los políticos, a los Calvo-Sotelo, José Antonio Primo de Rivera, Melquíades Álvarez o Melchor Rodríguez de nuestros días, los que están escribiendo la gloriosa historia de España de este siglo XXI, que vuelve a poner a prueba la capacidad de los españoles de acabar con el mal. Con el MAL en mayúsculas. Me refiero, como bien entenderá el lector, a los afiliados, dirigentes, diputados y demás cargos electos de VOX, que arriesgando su presente, su futuro y hasta su propia vida, están dando la batalla en las instituciones. Y a las pocas y nobles excepciones del Partido Popular, de lo que fue UPyD, de los “Ciudadanos” primigenios y, si cabe, hasta la contada buena gente que era del PSOE y lo ha abandonado. Los que han visto la luz.

Poco más hay fuera de este pequeño pero valiente ejército de salvación, que es el que tiene que liderar esta nueva reconquista en la que estamos inmersos.

Y que volveremos a ganar, por supuesto. 

Y los subcampeones serán los de siempre. 

Porque el bien siempre triunfa.

lunes, 30 de octubre de 2023

¿Y ahora qué, España?



Después del éxito de participación y del chute emocional que significó la manifestación de ayer en la Plaza de Colón, con cientos de miles de personas luchando por la misma y justa causa,  y encima contra viento y marea, el viento que soplaba ayer en la Villa y Corte y la marea generada por los medios hostiles a cualquier acto en el que participe VOX, muchos nos hemos quedado vacíos, como si de un orgasmo se tratara y de golpe hayamos pasado a un estado de impotencia. Si esto lo escribiera Houellebecq, sin duda incluiría ahora algún tema sexual explicito, pero si ya me da apuro usar la palabra orgasmo, me saltaré esa parte que tanto le gusta al gran escritor y que a mi me pone de los nervios.

Y nos planteamos la gran pregunta: ¿y ahora qué, España? ¿Qué podemos hacer desde la sociedad civil contra una dictadura disfrazada de democracia? ¿Qué herramientas podemos usar, qué teclas tocar, qué himnos entonar o qué armas desempolvar, para defender la unidad de nuestra patria, algo mucho más importante en este momento que cualquier otro “valor”, llámese Constitución, llámese “estado democrático y de derecho”. Porque visto lo que hay, tanto la tan amada y santificada Constitución permite cualquier interpretación si tienes en tus manos el Tribunal Constitucional, como el “estado democrático y de derecho” te permite gobernar a base de decretos leyes o con sucios pactos con terroristas y golpistas que de forma notoria, pública y violenta, combaten ese estado y esa constitución, que simplemente aprovechan para su abyectos fines.

Y al no haber constitución que valga, no estamos ni de largo en un estado democrático y de derecho: estamos sometido a una dictadura de una camarilla de enemigos de la patria, de la unidad de España, que simplemente usan las debilidades de un autócrata enamorado de si mismo, explotando su demencia y su falta de votos, para conseguir sus rastreros, racistas y clasistas objetivos.  En Cataluña, en las provincias vascongadas, en Navarra y próximamente en Galicia y hasta en Asturias.

Porque, seamos realistas, no tenemos mucho que hacer: Europa hace oídos sordos a nuestras peticiones de ayuda ante la involución de Pedro Sánchez, obviamente por el sumo interés de Alemania y de Francia de convertir a España en su “Hinterland”, su granero y refugio particular, donde colocar a millones de falsos inmigrantes, donde arruinar su economía por el “bien común” de su Europa, donde instalar sus mansiones y donde, si no les atamos en corto, reinstaurar el derecho de pernada y llevarse a nuestra bellezas patrias. Todo ello envuelto en su satánica Agenda 2030, panfleto infantil, falso y pernicioso, que acabará con todas y cada una de las nobles e históricas naciones de Occidente. De la Cristiandad.

Descartada Europa, tornemos la vista a nuestra tierra: ¿quién nos ayudará a salir de esta encrucijada? ¿Los partidos políticos al uso? ¿El Partido Popular, que no es más que la hermanastra pija del PSOE? ¿El poder judicial, que ya ni es poder, y ha sido infiltrado, conquistado y capturado por las hordas socialistas? Sin duda tenemos una esperanza, un clavo al que agarrarnos, que se llama VOX, pero sigue siendo un David frente al Goliat que encarna el duopolio PPSOE, más sus accesorios y temporales compañeros de viaje.

Y si ni Europa ni la partitocracia moverán un solo dedo para evitar la fragmentación, la balcanización de España, que tan bien les iría a los supuestos “socios” del norte del Europa, de los medios de comunicación no podemos esperar ni el agua. Empresas en déficit eterno, mantenidas vivas a base de subvenciones y fieles escribanos de lo que mande el poder que las unta, ya hace tiempo que dejaron de ser medios de comunicación libres e independientes. Son la voz de su amo, como lo es el Granma en Cuba o lo fue el Pravda en la URSS. Y los contados medios que alzan la voz, las cabeceras digitales, las radios inconformistas, las nobles fundaciones que luchan por la justicia, la libertad, la dignidad y la unidad de España, o los influencers en redes sociales, pueden animar y apoyar una tímida o hasta notable reacción de los ciudadanos, como bien se vio ayer en Colón, pero siempre se tratará de una minoría. Más aún si los medios silencian sus éxitos. La mayoría de la sociedad, que al fin y al cabo es la que decide el futuro con sus votos, ni está ni se entera. No es consciente de la triste realidad, de lo que se avecina: viven en su mundo, embobados por modas, noticias sesgadas, superficialidades, continuas mentiras tornadas cambios de opinión, hechos insignificantes magnificados y crueles realidades ocultadas. Sometidas a la metodología woke (no es ideología, es una herramienta de manipulación y sumisión) que tanto mal está haciendo en todo el mundo occidental. No hace falta ir muy lejos para darnos cuenta: los falsos relatos sobre la bárbara invasión de falsos inmigrantes o la defensa de Hamas y sus crueles, salvajes e inhumanas acciones, muestran claramente que una cosa es la verdad y otra lo que te cuentan. Esa posverdad que no por prevista se ha impuesto definitivamente.

Como sucede con la ya pactada amnistía, redactada por Conde Pumpido y los suyos y aprobada por un comité federal del PSOE que cada vez se parece más a una sesión del partido comunista chino: el único y supremo líder hablando y las sumisas ovejas balando y aplaudiendo.

Y hasta aquí llego… y me sigo planteando la pregunta inicial: ¿y ahora qué, España?

Pues está claro: a seguir luchando hasta el último aliento. Como llevamos haciendo desde hace muchas, muchas décadas. Y como hacen y seguirán haciendo las personas ejemplares que ayer hablaron en Colón. A todas y cada una de ellas: muchas gracias. 

España está en deuda con vosotros.

miércoles, 4 de octubre de 2023

The best day of my life – un relato del Camino




 Preámbulo

Todos los que solemos andar el Camino de Santiago, ya sea por tramos como en mi caso (llevo 24 años seguidos, quitando los 2 años “covidianos”, y más de 3.800 km pateados), o de un tirón, como hacen bien pocos, somos conscientes de los cambios que se han producido en esta ruta milenaria. Siendo estrictos podríamos llamarlos degradación, ya que se han perdido los valores religiosos o espirituales, de esfuerzo, de solidaridad, de amor al prójimo, de reflexión y hasta de penitencia, pero bien sabemos que no se pueden poner puertas a este negocio, que la supervivencia de muchos pueblos y aldeas depende del incesante goteo de extranjeros (los más) y autóctonos (los menos), que necesitados de cobijo y alimentación riegan con sus diezmos en forma de euros esa España vaciada por la que discurren la mayoría de las rutas que llevan a la tumba del Apóstol. Poco podemos hacer, más que aislarnos del mundanal ruido de los “turigrinos”, elegir variantes menos transitadas y buscar el espíritu originario del Camino en nuestro interior. O en el fondo de las botellas de cerveza, una alternativa sin duda sana y reconfortante.

Pero olvidemos todo lo anterior, que no tiene solución, y vayamos a lo importante, a lo vivido este año en nuestro primer tramo fuera de nuestras fronteras, a las etapas andadas entre Oporto y Valença do Miño, en ese país vecino llamado Portugal, al que tan poco caso hacemos y que tan maravilloso es, por su paisaje, por sus pueblos y ciudades, y, sobre todo, por la amabilidad y educación de sus gentes, algo que en las grandes ciudades españolas ya es imposible encontrar. Amabilidad y educación igualmente presente en los pueblos y aldeas de España, como bien me corrige Edu: lo que pasa es que yo lo comparo con mi entorno urbanita de la capital, Madrid, deshumanizada y fría como cualquier otra gran ciudad el mundo.

 

La previa

Este año el habitual traqueteo del tren lo cambiamos por el insonoro y anodino vuelo en un avión de Ryanair, esa línea aérea de bajo coste que ya se ha convertido en la número uno de Europa por número de pasajeros y, como era de esperar, por quejas y reclamaciones de los usuarios. Vamos, como el propio Camino: cuanto más uso, más abuso.Lamentablemente no nos acompañaban nuestros compañeros del año pasado, Chris y las gacelas Lurdes y Rocío, cuyos servicios de enfermería echaría de menos a los pocos kilómetros, pero por lo menos tuvimos la suerte de ver un rato a Rocío y su pareja, Victor, que aprovecharon el billete ya comprado para echarse un garbeo por Oporto. Algo es algo. 

El inicio de este año no pudo tener un acto previo más patético: esperando a Edu se me ocurrió tomar una cerveza en la calle, en la zona de fumadores del aeropuerto, y de la nada surgió el siempre atento y diligente policía para llamarme la atención. Bueno, más que diligente le podríamos llamar exhibicionista, gallo altivo o chulo de barrio, porque se comportó como cualquier matón acosando a un inocente en el patio del colegio: sin modales y con una sonrisa de superioridad, pavoneándose delante de las dos agentes femeninas que le acompañaban, me identificó, me amenazó, me obligó hasta a apagar el cigarrillo y me preguntó si llevaba algún tipo de drogas en la mochila. Porque bien es sabido (modo ironía ON) que las rutas del tráfico de drogas en España y Portugal van paralelas al Camino de Santiago, y que las mochilas suelen ir cargadas de marihuana, cocaína y últimamente de fentanilo: cómo iban a soportar sino los esfuerzos de la ruta los peregrinos, personas normalmente de avanzada edad, en otros tiempos cargadas de sintrom, omeprazol, almax, betadine, gasas y fijadores dentales, y hoy en día dedicadas al rentable negocio de muleros por las sendas jacobeas.  En fin, olvidado el lamentable comportamiento del que está ahí “para servir y proteger”, embarcamos y volamos sin más incidencias hasta nuestro destino, Oporto.

El hotelito reservado pintaba bien, aunque al final ni pudimos disfrutar del desayuno, ni utilizar la cocina por la mañana, ni dormir tranquilos por culpa de un grupo de turistas que salieron de fiesta casi a medianoche, volvieron de madrugada, durmieron vestidos y dejaron encendido un despertador que sonó durante un largo rato a las 4:30 de la mañana. No fue un inicio bueno, pero a cambio disfrutamos por la tarde un de un agradable paseo por Oporto, un “espectacular” recorrido en el funicular de Guindais, en el que por unos módicos 6 euros pudimos superar los “interminables” 150 metros que separan la catedral del río. Una vez turista, siempre turista. Tomamos una cervecita rápida con Rocío, antes de retirarnos al hotel de marras, comprar algo en el súper, cenar en la cocina compartida e intentar descansar un poco.

Oporto- San Pedro de Rates, 23 de septiembre de 2023 (28 km)

Antes de empezar el Camino de este año hice mi habitual “cherry-picking” de las diversas guías del Camino que suelo consultar, por lo que decidimos saltarnos los primeros 8 km de la etapa por discurrir por zona urbana e industrial, y cogimos el metro desde Trindade hasta Custió. Incluyendo dos paradas adicionales en contradirección, sin haber visto que Trindade es estación término y que todas las líneas comparten vías y paradas en el centro de la ciudad. Tampoco fue grave, unos pocos minutos perdidos sobre todas las horas de caminata que teníamos por delante. Peccata minuta.

Un rápido y excelente café, como es habitual en Portugal, y echamos a andar sobre el empedrado que nos iba a acompañar toda la semana: verdadero prodigio urbanizador, heredado de las vías romanas (también árabes y cartaginesas, pero somos romanos y los 7 siglos continuados de presencia romana sin duda han conformado los pilares de nuestra nación), que unieron y civilizaron el continente europeo (al final del Camino de este año hasta pisamos una de estas vías milenarias). Pero este meticuloso y al parecer irrompible método de darle consistencia a las vías, tiene sus lados negativos: rompe los pies a los pocos kilómetros, y si encima lo tienes que sufrir durante más de 100 km, pues ya sabes: pies dolidos, tobillos ensangrentados, uñas rotas, algunas ampollas y hasta las nuevas suelas “vibram” de las botas de Edu despegándose. Si no calculo mal diría que de todo el tramo de este año no pisamos tierra más que durante 5 o 6 km. Una pena, pero es lo que hay. Lo tomas o lo dejas. Y en el Camino, la opción de dejarlo no existe. Solamente hay una dirección. Adelante, siempre adelante.

Avanzando poco a poco, con paradas cada 2 horas o cada vez que localizábamos un bar, nos cruzamos con los primeros peregrinos, no muchos, una pareja de jubilados de Nueva York, que no volveríamos a ver, dos parejas simpáticas de Valladolid que iríamos viendo cada día, aunque nunca en los albergues, y sin nada que resaltar aparte del calor y las bien alineadas piedras que machacaban nuestras plantas de los pies, llegamos a San Pedro a las 4 de la tarde, una hora poco habitual para nosotros, sin duda debido a las obligadas paradas para sellar la credencial en todos los bares y contribuir con ello a la economía local.



El inmenso albergue, un edificio antiguo pero bien conservado, con jardín, varias habitaciones, duchas de sobras y la habitual falta de retretes (nunca entenderé este hecho: un refugio con más de 30 plazas dispone solamente de un retrete, cuando cualquier persona suele precisar de ese rincón para pensar por lo menos una vez al día, salvo que ande con pañales o le guste defecar en prados o recovecos del camino). Nos recibe una hospitalera voluntaria llamada Yvonna, simpática y dicharachera, aunque nos oculte que por la noche hay prevista una fiesta popular en el jardín del albergue, lo que nos llevará a cenar de forma acelerada cuatro frankfurts y unos tomates en la cocina, sin saber que al rato iban a montar una barbacoa en el exterior, con carne, sardinas, barriles de cerveza y vino, música popular y unas pequeñas braguitas ahumándose al aroma de las sardinas. Chiste fácil que me dejan en bandeja: lo de que hueles a pescado esta vez tendría su clara justificación. Pero no todo sería negativo, la rápida y poco sana cena en la cocina nos permitió conocer a Corina, una simpática, educada, guapa y hasta rockera chica suiza, que nos acompañó mientras cocinaba sus espaguetis y sorprendentemente conocía a los Onkelz, a Gotthard y Krokus, por lo que hubo fiesta metalera en la cocina, mientras en el exterior se iba agrupando cada vez más gente, los lugareños acumulaban ramas de maíz en un gigantesco circulo y empezaba a sonar música folclórica por los altavoces. Acabada la cena salimos, y al buen estilo de las fiestas populares, casi como un Oktoberfest trasladado a estos confines occidentales del continente, además coincidiendo en fechas con la multitudinaria fiesta de Múnich, nos unimos al grupo de Corina en los bancos de madera alineados entre las brasas y la barra. Llegó pues el momento divertido y curioso de cada año: conocer a los personajes que nos acompañarán los próximos días. O no, porque de los 7 u 8 que compartimos mesa, chistes y las primeras fotos, solamente volvimos a ver a 2. Los demás desaparecieron por la ruta, buscando su destino en otros albergues, con otros peregrinos y con sus ideas, ilusiones, traumas, problemas, adicciones o tratamientos médicos. Porque como suele ser, el Camino sigue siendo una gran terapia de grupo, de la que por otro lado ni intentas aislarte, ya que es parte intrínseca de la ruta: todos los comensales habían dejado algo, o estaban en ello: de beber, de fumar, de ir con mujeres, de tocar el ukelele, de dar la mano, de tener amigos, de ser felices. (Nota: sobre todo los que estaban dejando de fumar. A lo largo de la semana por lo menos cuatro me dijeron eso para pedirme acto seguido un cigarrillo). Es esa parte del Camino que viene ya pregrabada en la mayoría de los peregrinos que te encuentras: “el Camino es algo especial, volverás cambiado, es una experiencia vital, es mágico, repetirás, no te lo pierdas, etc. etc.”. Hijos de Paulo Coelho, fans de Hape Kerkeling o entusiastas de la película “The Way” de Emilio Estévez. Y son tan palpables los problemas de relaciones, de comunicación, de felicidad y de satisfacción de los caminantes del norte de Europa, que no hay ni uno que no tenga su “problema” que compartir. Algo que jamás he visto en los peregrinos españoles, salvo el año en el que nos topamos con un grupo del “Proyecto Hombre” en su última fase de terapia. Bueno, igual me tengo que excluir a mi mismo, porque si se trata de hablar, hablar y hablar, no soy el más indicado para quejarme. Bienvenidos sean pues esos problemas de cada uno. Y que a todos les sirvan los sufrimientos, penurias, pero también las risas, las viandas y los brebajes, para pasárselo bien, disfrutar de los paisajes y conocer a gente curiosa. O las terapias, sean científicas o no, porque lo importante es ayudar a los demás, aunque sea con placebo (esto va por el descubrimiento de la “terapia” que practica Corina en su tierra. No soy yo nadie para dudar de su efectividad, aunque esté catalogada como pseudociencia por la WHO). Porque gente extraña, sorprendente e interesante siempre aparece. Una simpática “freak show”. En el grupo de la mesa estaban el alemán Karl-Heinz con su esposa cubana Leticia. Él, eufórico con el vino, fumando mis cigarrillos y emocionado de la vida, acabó soltando la frase que da título a esta crónica: “This is the best day of my life”, proclamó, para acto seguido excusarse por tener que llamar a sus amigos en Alemania para contárselo. Seguimos riendo (ahora con más razón) y hablando en la mesa, y con máxima discreción y delicadeza intentamos averiguar algo sobre el otro peregrino, un alemán que hablaba en perfecto español, risueño y divertido, que vigilaba al resto del grupo: nuestra discreción consistió en preguntarle directamente si era un espía. Hasta el punto de que en mis notas apunté: se llama Rolf y es del Mossad. Un gran tipo, del que seguro volveré a hablar más adelante, y con el que coincidimos el resto de las etapas. Nunca andando, que es algo que él hace solo cámara y dron en ristre, pero si en los pueblos de destino y las agradables tertulias a media tarde. Y, por cierto, a la vuelta del camino miré algunos de sus vídeos publicados en su canal de Youtube, y son espectaculares. Seáis o no aficionados al camino, os los recomiendo encarecidamente.

 



San Pedro de Rates – Portela de Tamel 24 de septiembre de 2023 (24 km)

La noche no fue de las más relajantes que recuerde: la música entre folclórica y verbenera de la fiesta popular no acabó hasta las 00:30, por lo que lo de descansar quedó en agua de borrajas, y a las 5:30 ya estábamos en pie, sabedores que el bar de enfrente abría a las 6. La única que me dio pena fue Corina, que al oír por la tarde que yo roncaba mucho se cambió de habitación y…, acabó metiéndose sin saberlo en la nuestra. En fin, espero que a pesar de todo pudiera descansar un poco. Por cierto, antes de acostarnos descubrimos el secreto de las ramas de maíz apiladas en el centro del jardín: al contrario de lo que pensaba, de que iban a encender una hoguera por el solsticio de otoño, de lo que se trataba era de una tradición rural de separar todos juntos las mazorcas de las ramas, algo que realizaron jóvenes y mayores con entusiasmo. Y de paso aprendí que cada planta de maíz solamente genera un único fruto. Nunca te acostarás sin aprender algo, sobre todo si eres un urbanita que se adentra en el mundo rural una vez al año.

La etapa no presentó dificultades extremas ni anécdotas dignas de resaltar, paramos “solamente” 3 veces para tomar nuestras imprescindibles cervezas, y a las 12 entramos en Barcelos, donde se celebraba una carrera ciclista en medio de la localidad, por lo que cruzamos sin parar todo el centro urbano y paramos en un primer bar a tomar algo, y salimos de la población raudos y veloces…, en busca de la siguiente terraza que invitara a un descanso más prolongado. Tocadas las 3 de la tarde llegamos a Porta de Tamel, donde nos encontramos con un muy bonito albergue, bien equipado y con unos hospitaleros amabilísimos. Ducha, lavado de ropa y justamente cuando nos íbamos al bar de enfrente, apareció Corina, a la que emplazamos a reunirse con nosotros en la terraza del local contiguo. Tanto ella como nosotros estábamos hambrientos, pero dado el horario y la corta carta del restaurante, encima restringido a cuatro platos por estar cerrada la cocina, optamos por no pedir nada y aprovechar la posibilidad de que alguien del pueblo hacía pizzas y las traían al albergue. Corina en cambio optó por pedirse un plato normalmente considerado una “delikatessen”, melón con jamón, pero la pobre tuvo que conformarse con un melón insípido acompañado de panceta cruda. Ahí se quedó la mitad del embutido, por obvias razones. Charlamos un rato con el camarero, quien en un buen alemán suizo nos contó su vida de separado, con su hija en Berna y él aquí, sin que nadie le hubiera preguntado por ello. Supongo que de tanto escuchar las letanías de los peregrinos, se había acostumbrado a compartir sus problemas personales con los demás, cuando lo que en el fondo queríamos es que nos sirviera algo bueno, bonito y barato. En fin, si él tiene que aguantar cada día los traumas personales de los demás, está en todo su derecho de hacer lo mismo. Esperando las pizzas en el amplio salón del albergue, con varios peregrinos más en la misma situación, apareció también Rolf, y en cuanto llegaron compartimos con ellos la frugal cena, mientras descubríamos más detalles del interesante a la vez que intrigante Rodolfo: resulta que aproveché algún descanso durante la etapa para buscar su nombre en Internet, y con su mismo nombre aparecía una famosa persona alemana, uno de los personajes colaterales de la película “Siete años del Tíbet” y protagonista de una hazaña similar, pero que en vez de refugiarse en el Tíbet como hicieron los famosos montañeros, optó con otros compañeros por cruzar la India, y en una ruta de más de 2.500 km logró llegar a Burma, en esa época en manos de los japoneses, y por lo tanto zona segura para los alemanes. Y, bingo, este famoso personaje resultó ser el tío de Rolf, nuestro compañero de Camino. Sorprendente, tanto la aventura original como encontrarnos con su sobrino en una pequeña aldea portuguesa. Con lo que me gustan estos temas, tuve claro que volvería a ver cuanto antes “Siete años en el Tíbet”, simplemente para disfrutar viendo a susodicho personaje, habiendo conocido a su sobrino, que visto su curriculum (que también investigué por la red) ha heredado el espíritu aventurero y el don de gentes de su famoso Onkel. Nada más y nada menos que 120 países ha visitado Rolf, nuestro particular agente secreto, según consta en su perfil público. Casi tantos países como nosotros bares. 

Así acabó el día, con un poco de charla, la ropa sin secar, Corina escribiendo, Rolf leyendo y todos prestos a atacar nuestra siguiente etapa.

Portela de Tamel – Ponte de Lima 25 de septiembre de 2023 (24,5 km)

Como en las etapas anteriores, la noche fue calurosa, el duermevela continuo y a las 5:30 ya estábamos en pie. Y no éramos los primeros, en el salón ya teníamos a las alemanas haciendo estiramientos, yoga o lo que fuere. Comí los restos de la pizza de la noche anterior, con un batido de chocolate, y a las 6 estábamos en marcha, en plena noche, con las linternas en la mano y buscando las flechas salvadoras de cada año. A pesar de que la guía explicaba que había servicios cada 4 o 5 km, hasta las 10 no encontramos el primer bar abierto, y vista la tardía hora, optamos por un Früschoppen, al mejor estilo alemán, pero sin Bretzel ni Bratwurst: un desayuno a media mañana con cerveza. El ritmo que llevábamos era bueno, por lo que andamos una hora y media más y volvimos a parar, no fuera a ser que nos quedáramos sin ver alguna de las curiosas etiquetas de la cerveza SuperBock, que iban desde un “Carpe Diem” hasta un “Amigas” pasando por un “Bora falar” (hablemos), que bien usó Rolf en nuestro último encuentro diciendo que era la etiqueta adecuada para mí. ¡Como si yo hablara mucho! Si soy la persona más tímida y callada que uno pueda imaginar. Y la más normal de la mesa. 



A la una de la tarde entramos en Ponte de Lima, y cruzando todo el mercadillo semanal que bordeaba el río Lima (o Limia en España, donde nace), mercadillo que nos volveríamos a encontrar en Valença, cruzamos el puente antiguo a cuyo extremo estaba el albergue. En la puerta ya encontramos bastantes peregrinos esperando, ninguno de ellos conocido, y dado que el albergue no abría hasta las 3, dejé mi mochila, volvimos a la otra ribera del río y nos sentamos a tomar unas cervezas (oh, sorpresa, cerveza) para hacer tiempo. A la vuelta, y tal cual se abrió la puerta del refugio, los 20 o 30 peregrinos se lanzaron a pillar su posición en la cola, algunos sin respetar el orden de llegada. No me pude reprimir, pegué un grito, y la gente se alineó más o menos en orden, aunque un listillo, que iba con una chica que se parecía un montón a Greta Thunberg, alias Greta Majareta, se quejó a voz en grito y encima se me encaró de forma amenazante en la cola, diciendo que dejáramos de faltar al respeto a su amiga Greta. Ni que habláramos de ella: los chistes eran sobre el personaje público del #Fridaysformoney, perdón, #Fridaysforfuture, movimiento “ecolojeta” radical inventado por los padres de dicha Greta, en el qué la pequeña marioneta es utilizada desde hace años para vendernos el cercano apocalipsis climático y con ello ganar su buen dinero, eso sí, por el bien de nuestra supervivencia. Mira que llevo años luchando contra esta imbecilidad, y hasta en el Camino tengo un incidente causado por ella. Parece una maldición que me persigue por donde quiera que ande. En fin. Malditos Gretos y maldita Agenda 2030. El albergue sin duda estaba en un sitio privilegiado, con jardín, amplia terraza con vistas al río y a la parte antigua de Ponte de Lima, según algunos lugareños la ciudad más bella de Portugal, pero la dureza de los colchones, las almohadas rebeldes imposibles de fijar en la cama y el techo de madera, creaban un microclima similar al infierno, con un calor insoportable y una incomodidad de las camas que nos hicieron imposible echar la siesta, por no hablar de la dura noche que pasaríamos más tarde. Se me presentó una chica bastante rara, desaliñada, con el pelo sucio, con esa frase que ya había oído tres veces en las etapas anteriores: “¿Estoy dejando de fumar, pero me puedes invitar a un cigarrillo?”. Igual es una tradición rural lusitana esto de sacarle el tabaco a los peregrinos, pero bueno, generosamente le ofrecí un pitillo y se lo fumó con total ansiedad sentada en el suelo delante de mí. Normal, lo que se llama normal, no lo era la chiquilla. Sin duda. Pero, no soy yo nadie para decidir quién es normal y quién no, válgame, Dios. Allá cada uno con sus problemas, si puedo ayudar, ayudo, y si me molestan mucho, pues sigo mi camino, sin criticar, blasfemar o insultar. Bueno, criticar un poco, sin duda. 

Después de ducharnos e intentar en vano descansar, hacia las 5 salimos con mucha hambre e intentamos acercarnos a un Burger, dado que el restaurante bueno, bonito y barato localizado por Edu no abre hasta las siete de la tarde. Anduvimos un rato, pero visto que la ruta nos lleva fuera de la ciudad a un polígono industrial, decidimos volver sobre nuestros pasos y buscar otra opción. Al final encontramos un búrguer / fast-food local, cerca del puente antiguo en la zona ferial de la villa, y comimos ahí un Eggburguer, hamburguesa con patatas, huevo etc. No estaba malo, pero distaba mucho de ser tan excelente como nos lo describió el parlanchín propietario, que orgulloso nos mostró los premios recibidos por su local. Lo importante es que nos sació y que estábamos cerca del albergue. Rolf nos había mandado fotos de un hotel/albergue en el que se había quedado con Corina y otras alemanas, por lo que volvimos al albergue, charlamos un rato con Ibo y Antoinet, un simpático matrimonio de 68 y 67 años que andaban celebrando su 44 aniversario de boda, un pintas bastante pijo me vio curándome los pies, y se me acercó: pensaba yo que iba a ayudarme al ver mis problemas para curarme los pies, pero nada de eso. Lo que quería era hacer una foto de mi concha tatuada. En fin. A intentar descansar, algo que realmente no fue posible por el calor.




Ponte de Lima – Rubiaes 26 de septiembre de 2023 (18 km)

A las 6:30 de la mañana nos pusimos en marcha, sin haber dormido nada, cruzamos el puente, sacamos dinero y desayunamos un buen café con bollería. Después de unas horas de tramos fáciles, llegó la temida subida de esta etapa, según todas las guías la más dura del Camino Portugués. En una tienda, al borde de un rio, con terraza y un buen ambiente, paramos para coger fuerzas. Poco a poco fueron apareciendo más y más peregrinos, en lo que al parecer es un punto de descanso habitual. Conocimos a la pareja de recién casados e Torredembarra y Altafulla, muy majetes y educados, y los holandeses Ibo y Antoinet se nos unieron en la mesa. Estuvimos bastante rato, entre cervezas, risas y charlas varias, mientras reservé por teléfono un albergue privado en Rubiaes. Se trataba de nuestra última noche, y después de tantas noches en vela, nos merecíamos algo mejor. La subida fue realmente lo más duro del camino, pero a pesar de ello, y a un ritmo lento pero constante, conseguí coronar el alto. Sin parar, empezamos el descenso y paramos en el anunciado punto de descanso de la “Roulote”, con su jardín y bastantes peregrinos comiendo y descansando. Al poco rato aparecieron la pareja de holandeses, y desgraciadamente Antoinet venía con heridas en la frente, brazos y piernas: en el descenso se había caído de bruces, y teniendo en cuenta su edad y su envergadura, se entienden las heridas sufridas. Edu soltó el chiste a Ibo: ¿No la habrás empujado para celebrar los 44 años? Risas generales, la mujer del pijo de la foto a mi pierna se levantó anunciando que es enfermera, miró de forma superficial las heridas de Antoinet, le hizo las pruebas de si veía bien los dedos, uno, dos, derecha, izquierda, a lo que nosotros replicamos con una o dos cervezas en alto, y se volvió a sentar. Un pequeño espectáculo que no sirvió de nada a la pobre amiga, pero que sin duda llenó el ego y afán de protagonismo de la supuesta “enfermera”. 



Descansados y recuperados, atacamos los últimos 2,5 km, para llegar al poco rato al oasis de este Camino, a Casa Sebastao, un albergue privado, con habitación individual, bar y restaurante cerca y una preciosa piscina que invitaba a pasar la tarde. Nos instalamos, vimos a la guapa alemana pasearse en bikini por el local (según ella no le queda otra ropa ya que ha lavado todo), y bajamos al restaurarte de carretera a ver si aún podíamos comer algo. Los menús se habían acabado, pero nos sirvieron un plato combinado con, suponemos, los restos de los menús: pollo frito con patatas y arroz. Nada del otro mundo, pero correcto y a buen precio. Sin dilación volvimos al albergue, y a falta de bañador decidimos bañarnos en gayumbos. Tampoco hay mucha diferencia entre un boxer y un bañador, aunque al soltarlo a la alemana empezó a reír y dijo que le gustaría vernos haciendo FKK (Freie Körper Kultur, nudismo en alemán). No le dimos ese gusto y nos bañamos en ropa interior, en una piscina fresca pero revitalizante, para acabar sentados en las mesas que la rodean, disfrutando del paisaje, con música para todos y una cerveza tras otra que fueron trayendo Ibo y Edu. Así pasamos varios horas, hasta que decidimos movernos un poco, nos vestimos y fuimos al cercano bar, que pertenece al albergue, nos sentamos en la terraza con queso y cerveza y con los catalanes al lado, hasta que para nuestra alegría volvieron a aparecer Rolf, y al poco rato también Corina. Se nos unieron, les enseñamos nuestro curioso albergue, organizado por dentro en cabinas como si fuera un submarino, y les acompañamos al restaurante a que cenaran, mientras nosotros nos tomábamos una garrafa de vino con Sprite, a falta de gaseosa. A la cena se apuntó una rumana que vive en Blanes, y que para nuestra sorpresa anunció que no llevaba ni un duro, pero que se lo devolvería a Corina. Extraña persona que se va a cenar sin dinero, pero bueno, supongo que al final nuestra terapeuta suiza cobraría. Acabada la cena, cada mochuelo a su hoyuelo, y a descansar ante la última y corta etapa que nos quedaba. Como siempre, se me ha hecho corto: ahora que ya conocemos a la gente, que las heridas de los pies se han consolidado en una masa de sangre y piel bien compacta y que el sabor de la cerveza local ya ha sido asimilado por mi cuerpo, se acaba. A esperar al año que viene. Como cada año, desde 1999.

 


Rubiaes – Valença do Miño 27 de septiembre de 2023 (20 km)

Esta última etapa dio poco de sí en cuanto a anécdotas, caminamos todo el tramo sin ver a casi nadie, salvo a Pedro de Zamora, que nos contó que iba a coger un autobús directo de Valença a Vigo, y algún peregrino suelto que hasta ahora no habíamos visto. La idea del bus directo nos pareció buena, ya que así evitábamos el último tramo de 4 km hasta Tuy, compramos los billetes online, y en nuestra última parada, a unos 5 km de Valença, volvieron a aparecer primer Rolf y después Corina. Rolf nos demostró las maravillas de su ingenio fotográfico, un stick con cámara de 360º o algo similar, tomamos la última cerveza con ellos y ya nos despedimos. Ellos siguieron su camino, mientras que nosotros nos fuimos hasta la estación de autobuses y con un par de cervezas y unas croquetas de bacalao, el único alimento autóctono que probamos en 5 días, acabó nuestro tramo anual. Autobús con retraso, el código QR de la Wallet no le valía al conductor malhumorado, por lo que tuvimos que recuperar los PDFs, llegada a la nueva estación de tren en Vigo, espera, conseguí pasar la navaja sin que me la quitaran y tren de vuelta. Una charla casual con el revisor, que olía a vino como si saliera de una vetusta bodega, y resultó que conocía a mi amiga Deborah, por lo que intercambiaron saludos por Whatsapp, y con esto acabó la aventura de este año.



Epílogo

¿Cómo resumir el tramo de este año? Pues está claro: paisajes preciosos, empedrado mortal, personajes pocos pero curiosos, un placer haber conocido a Rolf y Corina, decisión de optar en el futuro por más albergues privados y menos noches en vela en los municipales, y con ganas de volver a empezar cuanto antes. Porque, no hay que olvidarlo, estos días han sido “the best days of my life”. Por lo menos para Karl-Heinz, Carlos Enrique, del que nunca más supimos nada, salvo el jocoso recuerdo de su frase y la ráfaga de 25 fotos hechas durante la barbacoa en el primer albergue. 

De alguna forma tenía que documentar para sus amigos su absoluta felicidad: desde un fondo, desde el otro, con las manos hacia arriba, las manos hacia abajo, riendo o diciendo PATATA.

¡ULTREIA!