miércoles, 17 de febrero de 2010

Unplugged

Así es como denominan en el mundo anglosajón a los conciertos “acústicos”, literalmente “desenchufados”. Tampoco es nada nuevo, ya que es algo que siempre hemos vivido, desde jóvenes, teniendo en cuenta que en la mayoría de los casos nadie disponía entonces (ni dispone ahora) de la infraestructura necesaria en su casa para poder realizar conciertos “enchufados”, es decir, con micrófonos, amplificadores y altavoces. Y de estos conciertos, o encuentros con los amigos guitarra en mano, es de los que quiero hablar.

Tanto en Alemania como en los demás países del Norte de Europa es muy típico reunirse alrededor de un fuego, en casa de amigos o en locales públicos, para compartir un rato tocando cada uno un instrumento y cantando canciones conocidas por todos. Los anglosajones lo suelen llamar un “singalong”, que según el diccionario de la Universidad de Princeton se podría traducir como “un grupo informal cantando canciones populares”, aunque me gusta más aún la definición de la versión inglesa de la Wikipedia, que lo especifica como “cantar en grupo o en fiestas de forma menos formal que en un coro, pudiendo usar un cancionero. Los géneros que se suelen cantar son canciones patrióticas, himnos y “drinking songs”. Esto último seguro que a muchos lectores les sonará mucho, porque a pesar de no ser anglosajones la tradición española también contempla el canto en común de canciones de “beber”. Pues no vayamos a creer ahora que esto de cantar en grupo lo han inventado ellos, los bárbaros del Norte. Sin ir más lejos en nuestra querida España tenemos la secular tradición de la Tuna, que a pesar de tener un origen etimológico poco “correcto”, dado que proviene de la despectiva palabra tunante” (según la RAE un pícaro o bribón), es una tradición muy española que nos emociona a muchos, cuyas canciones seguimos con fervor y que es parte de nuestro patrimonio nacional, cultural y espiritual.

¿Y a qué viene todo esto? Pues resulta que el fin de semana pasado participé en 2 “singalongs” improvisados, uno en casa de mi prima y otro durante una calçotada (tradición catalana en la que se degustan cebolletas del tipo “Blanca Tardana de Lérida” a mansalva como excusa para poder beber) en casa de un amigo. En ambos casos la diversión fue máxima, y teniendo en cuenta que ni canto bien ni soy un as con la guitarra esto dice mucho a favor de estos eventos. Es una pena que la gente joven esté perdiendo esta afición, porque la creatividad musical y la unión que genera el compartir la música en general es un valor que debería preservarse para las futuras generaciones. Pocas cosas hay que hagan aflorar los buenos sentimientos como lo hace la música, y si encima puedes sentirte partícipe de ella, si puedes cantar o tocar un instrumento, aunque sea el bombo, seguro que sentirás emociones que de otra forma no puedes conseguir. Siempre he pensado que al sistema educativo español le falta incidir un poco más en las asignaturas de música (aquí hablo de oídas, realmente desconozco hasta dónde se llega hoy en día con la educación musical en la formación elemental), algo que si sucede por ejemplo en la educación germana, en la que todos los alumnos aprenden a tocar un instrumento, bien o mal, aparte de adquirir nociones básicas de solfeo y de historia de la música.

Promovamos pues el canto y la música en unión con los amigos, sin verlo como una cosa antigua o trasnochada, porque no hay nada mejor que acompañar el beber con la compañía y las canciones apropiadas.

5 comentarios:

  1. Anónimo12:49 p. m.

    La diversión máxima estaba asegurada, pero lo de que "ni soy un as con la guitarra" eso me permitirás que sea yo quien lo juzge; ya que para algo soy la que reparto cartas! ;)

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  2. Bien cierto es que la música es un lenguaje universal que une, especialmente si es "live" o "unplugged". Conecta personas a través de "canales" diferentes por lo que las barreras lingüísticas, personales y culturales poco pueden hacer para restar. Crea un vínculo emocional que invita a la fiesta y cunde mucho más que una juerga de bar en bar... ¿será que nos hacemos mayores? o es que la perspectiva "+40" nos ayuda a entender aquello que vale la pena.

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  3. Anónimo5:20 p. m.

    ¿Hay un disfraz de drugo en la foto encima tuyo?

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  4. BRAVO, PRECIOSO ARTÍCULO. AUNQUE EN LA FOTO FALTA TU MEJOR VOCALISTA...

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  5. Ya lo digo en el artículo, ni canto bien (para eso estás tu), ni soy un as con la guitarra (en eso me superan bastantes amigos).

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