lunes, 6 de junio de 2011

Diez años sin Servicio Militar Obligatorio

A la mayoría de jóvenes de hoy en día ni les sonará lo del Servicio Militar, y menos aún obligatorio.  Y más extraño aún les parecerá a casi todos, jóvenes y mayores, que a estas alturas del siglo XXI aún hablemos de esto  y hasta lo conmemoremos con actos y desfiles.  Pero a pesar de ello estoy seguro que entre mis lectores se encuentran personas que comprenderán lo que me ha movido a escribir este artículo o hasta compartirán mis sentimientos en mayor o menor medida.

Como casi cada año las Asociaciones y Hermandades  Militares en Cataluña organizan, con todo el apoyo de las autoridades militares, un acto de homenaje, convivencia, recuerdo  y conmemoración.  Una vez  se celebró en recuerdo a los caídos por España, otra como homenaje a la Bandera y en esta ocasión, enmarcado dentro de los actos del Día de las Fuerzas Armadas, en recuerdo a los 10 años de la abolición del servicio militar y como conmemoración del centenario de la fundación de las Tropas Regulares Indígenas.

A bastante distancia de Barcelona, ya casi tocando tierra gabacha, es decir, enemiga (sólo hay que ver el trato que dieron ayer a Rafa Nadal los impresentables espectadores franchutes en Roland Garros para no olvidar jamás quién es nuestro enemigo allende los pirineos), en concreto en San Clemente Sasebas, nos reunimos las mismas agrupaciones de cada evento. Antiguos Regulares, Legionarios, Somatenes, Guardias Civiles, Paracaidistas, Miembros de Operaciones Especiales, Aviadores de la República y los 12 fieles y valientes que seguimos honrando a una de las unidades más gloriosas, admiradas y valientes que ha dado la historia militar de nuestra patria, la División Azul, a través de la Fundación del mismo nombre que realiza un trabajo fundamental para preservar el recuerdo de las impresionantes hazañas de la en Alemania denominada “Einheit spanischer Freiwilliger”, la División 250 de la Wehrmacht.

Bajo un sol radiante que hizo su aparición al unísono con el Teniente General que presidía el acto, y después de una bonita alocución del portavoz de las asociaciones y un bastante peor, por breve y “atrompicado”, discurso de dicho Teniente General, las asociaciones desfilamos como en nuestros mejores tiempos al ritmo del izquierda, derecha, izquierda,  un paso que conforme avanzan los años cada vez se nos antoja más complejo. Para no hablar de la dificultad de ponernos de acuerdo sobre el braceo de rigor, que al final, y  a pesar de todo, quedó bastante apañado, evitándonos la vergüenza de parecer simples marionetas o airgamboys en sus últimos suspiros previos al desfile definitivo hacia el cubo de la basura.

Salvado con relativo honor el desfile y emocionados después de haber podido cantar en persona, acompañados por la banda del cuartel y homenajeando con ello a todos los caídos por España, el precioso himno “La muerte nos es el final”,  llegó la hora deseada de apertura de los barriles de cerveza, esperada con ansiedad sobre todo por nuestros queridos amigos de la Hermandad de Caballeros Legionarios, que no acababan de entender el porqué de la limitación horaria al consumo de alcohol, y que en lucida previsión ya habían parado en la autopista para hacer acopio de las suficientes reservas líquidas para sobrevivir dos horas cara al sol.

Un bonito aterrizaje de varios paracaidistas del cercano centro de Ampuriabrava, cada uno portando una diferente bandera alusiva al acto, varias exposiciones de  material militar ubicadas alrededor del inmenso patio del antiguo centro de instrucción y la espera al segundo turno de comida entre charlas, chanzas y alegría, culminaron este bonito acto que esperamos poder repetir en los próximos años.
Sobre  la calidad del “rancho” que compartimos todos en el comedor del cuartel, la deficiente (por decir algo) organización del reparto de la comida, la enorme distancia entre el comedor y los aseos,  las extrañas actividades lúdicas anunciadas en el cartel de la cantina, que incluían bailes “latinos” impartidos por  la soldado Levys y algún que otro detalle sin importancia no hace falta hablar.

Para criticar ya tenemos a los de siempre, que seguro que son incapaces de comprender actos de esta índole, nuestra asistencia y la emoción que sentimos escuchando  marchas militares y viendo ondear al viento nuestra bandera nacional, a pocos kilómetros de Francia y en medio del precioso, catalán y por ello tan español,  Ampurdán.

P.D. No dejéis de hacer clic en este enlace al himno la "Muerte no es el final", se trata de una versión especial que seguro será de vuestro agrado



Tú nos dijiste que la muerte
no es el final del camino,
que aunque morimos no somos,
carne de un ciego destino.

Tú nos hiciste, tuyos somos,
nuestro destino es vivir,
siendo felices contigo,
sin padecer ni morir.

Cuando la pena nos alcanza
del compañero perdido,
cuando el adiós dolorido
busca en la Fe su esperanza.

En tu palabra confiamos
con la certeza que Tú
ya lo has devuelto a la vida,
ya lo has llevado a la luz.
Ya lo has devuelto a la vida,
ya lo has llevado a la luz


Cuando, Señor, resucitaste,
todos vencimos contigo
nos regalaste la vida,
como en Betania al amigo.

Si caminamos a tu lado,
no va a faltarnos tu amor,
porque muriendo vivimos
vida más clara y mejor.


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